El evento natural o tecnológico constituye un peligro potencial siempre que exista una sociedad vulnerable a su ocurrencia. Las condiciones de vulnerabilidad de una sociedad pueden incrementar la magnitud de los daños que pudiera causar un potencial peligro o una amenaza.
Aunque el hombre no puede evitar que ocurran los sismos, erupciones volcánicas, huracanes,… los avances de la ciencia y la técnica han permitido conocer su funcionamiento y determinar en mayor o menor medida la probabilidad de su ocurrencia.
Gracias a las redes de vigilancia y monitoreo (sismógrafos, satélites,…) es posible pronosticar o detectar algunos fenómenos y determinar estados de alerta tempranos para la protección o evacuación de la población.